“LA FELICIDAD ESTÁ DENTRO DE UNO”



En ocasión de celebrar los 20 años de existencia de “Caballito Regalado”, presentamos al vecino y amigo Plácido “Pachi” Amato, quien gracias a su oficio de dibujante supo crear un nuevo logo para nuestra publicación.

-¿Cuándo llegaste al barrio?

-Vivo desde 1965 en Neuquén y H. Pueyrredón. Tres años antes había conocido a “Lina”, mi entonces futura esposa, en un micro que iba de Córdoba a Buenos Aires. Y nuestra primera salida después de aquel encuentro fue en la confitería “El Greco”, que en ese momento contaba con un pianista que tocaba en vivo en el salón.

-¿De dónde sos?

-Yo soy nacido en la ciudad de Córdoba, pero me vine de jovencito a Buenos Aires porque quería ser dibujante. De hecho, no pude hacer nada que no estuviese vinculado al arte. Y Caballito siempre me pareció hermoso, es como mi lugar en el mundo. No se si porque era el barrio de “Lina”, o qué… Pero la verdad es que siempre me sentí cómodo viviendo acá. Mis chicos iban a las colonias de verano de Ferro. Y a veces nos juntábamos a ver partidos de básquet con los padres de los amigos de mis hijos, que iban a la Escuela Primaria C. N° 15 Gral. J. G. de Artigas, que queda en Dr. Eleodoro Lobos 437.

-¿A qué te dedicaste luego de tu jubilación?

-En 2016 falleció mi esposa, y eso me cambió la vida… Pensé: ¿qué hago ahora? Y recordé las actividades que hasta ese momento había postergado. Una de ellas era hacer retratos, pero no quería encerrarme en casa. Entonces se me ocurrió el asunto del tango. Y me acerqué tímidamente a una práctica de tango, y por suerte fui muy bien recibido. Eso me hizo muy bien físicamente, porque me dio más seguridad al caminar. Además me sumó otro interés, y me reconectó con el resto de la gente.

También saqué dos libros: “Tangolatría” y “Sonetos libres”. Durante la Pandemia se me dio por escribir sonetos. Me inspiré en ilustraciones que ya tenía hechas, y me dio ganas de plasmar ese trabajo en formato libro. Porque si bien vivimos en una era digital, pienso que la materialidad es insuperable. Cuando me jubilé le dejé la computadora a mi hijo, y volví a sentir el olor del papel cuando pintás al óleo, la trementina… Bueno… Esas son las pequeñas alegrías de la vida…

-La tarea sería entonces salir a buscar nuestra felicidad, ¿no?

-En realidad, creo que la felicidad está dentro de uno. Las circunstancias no te deben transformar en un pobre infeliz. La felicidad en mi caso surge cuando regalo un libro, o cuando bailo un tango con alguien que siente que allí sucede algo único. También creo que cuanto más te brindás, más obtenés. Pero a veces jugás al frontón con una pared, y otras con un colchón… Igualmente, nunca hay que creérsela: nunca se está de vuelta de nada porque todo es siempre una experiencia. Y las cosas tienen que ocurrir: como dice el tango “Adiós muchachos”, contra el destino nadie la talla…


Comentarios