El gobierno estaba pensando en construir un sistema
de parques públicos en los diferentes barrios porteños y al futuro Parque
Rivadavia le cayó en suerte ocupar las tierras de los Lezica. El proyecto no se
concretó en lo inmediato, los años fueron pasando, y la quinta de los Lezica se
fue deteriorando… Finalmente, en diciembre de 1927 el municipio dictó una ley
de expropiación de la
Quinta Lezica. Como sucede en estos casos, el gobierno
terminó pagándole a los Lezica una suma mucho mayor que los ofrecimientos
anteriores y muy superior también a lo que se podía estimar al valor real de la
propiedad. Las obras de remodelación se hicieron en tiempo récord, de modo que
en 1928 el Parque Lezica, un poco más tarde Rivadavia, fue abierto al público.
(…)
La población llegaba al parque siguiendo diversos
derroteros. Muchos de ellos llegaban por la calle Provincias Unidas de la zona
de conventillos, y aprovechaban, en particular los chicos, para robar las
frutas de los árboles que asomaban sobre el paredón trasero de la quinta. Con
este telón de fondo quizás puede explicarse el origen de una de las primeras
leyendas que empezó a circular alrededor del parque, pero lo cierto es que
empezó a correr la historia de que una noche de luna llena sobre el paredón de
la calle Provincias Unidas un chiquito fue acorralado y herido por una
aparición que lo laceró apretándole una plancha caliente sobre el rostro. Según
alguna de las versiones el pibe tuvo el rostro vendado más de un año y quedo deformado
para siempre. Luego, de manera oscura e imprecisa, fueron sumándose los rumores
de otros caso hasta que finalmente cobró vida completa la leyenda de la
planchadora degollada que rondaba con su maldición nocturna por los alrededores
de la quinta. (…).
El mito fue engordando y también su historia: la planchadora había sido, se
contaba, una sirviente de los Lezica; se dijo que había muerto degollada,
ahogada según otras versiones, aparentemente a causa de una pasión de amor mal
resuelta, y que por las noches su espíritu vagaba plancha en mano en busca de
venganza. Vaya uno a saber, lo cierto es que el cuento fue muy popular en la
primera década de vida del parque y al parecer funcionaba bien para espantar a
los pequeños pícaros del barrio.
JULIÁN D’Angiolillo
Fuente: http://desdeelaula.blogspot.com/
Foto:
www.arcondelrecuerdo.com.ar
Comentarios
sin embargo me gustaria saber si podes rastrear algun tipo de fuente original, o bien algun texto que pueda citar
si podes ayudarme, te pido que me escribas a beldicroche@gmail.com
me gusta mucho esta leyenda, pero no logro encontrar mas datos sobre ella en la red
muchas gracias!