Y sí, las estrellas son las mismas que aquellas, entonces me acuerdo de vos, rezongón viejo Isaac, que me cortabas el pelo, para luego cuando nos veías pasar a fondo, quejarte que con la bici te aflojábamos las baldosas de mi calle Espinosa.
También te pienso a vos don
Antonio, como el rey entrecano del almacén de la calle Galicia, lleno de magia
y misterio, fiándome las galletitas “Manón”, para luego decirle a mi vieja con
cierto orgullo de líder barrial que Gonzalito tenia cuenta.
Y por supuesto que cada vez que
miro para algún balcón de un primer piso, pienso que estas todavía allí Tetei,
impoluta ex maestra de escuela de la guardia vieja, esperando verme pasar para
tirarme un caramelo, que era tu manera de evocar a una Julieta eterna y
atemporal de ese pequeño intento de Romeo.
Me acuerdo de tantas cosas más, pero que querés que te diga, me las
guardo pues son bien mías.
Sí claro, de esas que no se
juegan en un partido de truco. Por eso siempre las llevo conmigo, al lado del
peine y el abrigo y te digo más che, si querés saber la verdad te bato la
justa.
Por supuesto que seguro, de muchas otras cosas hoy ya no me acuerdo, pero no me preocupo por que las siento, las siento…
Texto: Demián Rafael González
Foto: jimena del río ocampo (10 de agosto de 2008)
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