MEMORIAS DE AQUEL 19 Y 20














Los primeros cacerolazos que se oyeron en el barrio aquel 19 de diciembre de 2001 se hicieron sentir fuerte mientras el entonces presidente Fernando de la Rúa anunciaba su decreto del Estado de Sitio. Poco después, miles de vecinos nos auto convocamos a las calles en protesta de aquella decisión, y de tantas otras que habían llevado a la quiebra a nuestro país, y que condenaban a la pobreza a más de la mitad de la población. Casi por instinto llegamos hasta Acoyte y Rivadavia, y allí muchos por fín supimos que no estábamos solos. La cultura hegemónica de entonces nos enseñaba que sólo se salvaba quién podía, pero en esa esquina nos reconocimos como un conjunto social que compartía sueños y broncas, al grito de “¡Que se vayan todos, que no quede ni uno solo!”. Muchos siguieron por Rivadavia hasta el Centro, otros volvimos temprano a casa, ya advertidos de la violenta represión que se iba desatando sobre los manifestantes.

Luego llegaron las renuncias del “superministro” Domingo F. Cavallo (sí, el mismo caradura que sigue opinando por la TV), del presidente De la Rúa, y de otros tres que le sucedieron, hasta llegar a Eduardo Duhalde, el principal responsable político del asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki el 26 de junio de 2002. Ya con la asunción de Néstor Kirchner, el poder formal logró recomponerse, y “la crisis” parecía haberse cerrado. Pero mucha gente aprendió a organizarse en sus barrios y lugares de trabajo a través de las asambleas, fábricas recuperadas y clubes de trueque, entre muchas otras alternativas de autogestión. Y ese saber popular, por ejemplo, caló hondo en las asambleas ambientalistas como las de Gualeguaychú o Esquel, que fueron capaces de movilizar a la mayoría de la población en defensa de sus derechos.

En Caballito existieron varias asambleas barriales, como las que funcionaron en Plaza Irlanda, Parque Rivadavia o en el Centro Cultural “La Sala”, que fue bautizada con el nombre de Gastón Riva, un joven asesinado el 20 de diciembre de 2001 en el Centro de nuestra ciudad por las fuerzas policiales. Otra asamblea que se juntaba en el Cid Campeador recuperó un inmueble del ex Banco Mayo en Ángel Gallardo 752, donde se creó el Espacio de Cultura y Política Popular “El Cid”. Y en esa misma línea de autoorganización y deliberación vecinal siguen hoy trabajando agrupaciones como S.O.S. Caballito, en este caso en defensa del hábitat del barrio.

Aquella madrugada del 19 y 20 de diciembre de 2001 muchos aprendimos que no existen las salidas que no sean colectivas. Y si bien no se fue nadie y se reciclaron todos, los políticos profesionales saben que en diciembre no tienen que jugar con el humor popular. Cuando la historia oficial hable de “la crisis”, nosotros tenemos que recordar la alegría que sentimos aquella jornada en nuestras calles del barrio al reconocernos como parte de un colectivo social, con padecimientos y esperanzas compartidas.

De nosotros depende que esa semilla germine en una sociedad más justa y equitativa.

Foto: E.J.T., 28 de agosto de 2010.


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