EL TALLER "POLVORÍN"*

Foto: El taller "Polvorín", a dos años de su inauguración.

Junto con el túnel de la línea “A”, se empezó a construir el taller que le serviría de base durante prácticamente toda su existencia: el “Polvorín”. 
El Taller “Polvorín” tiene su frente sobre la calle Emilio Mitre y se extiende entre José Bonifacio y Directorio hasta casi llegar a Centenera. Es perfectamente horizontal, mientras que las calles aledañas descienden en dirección a Centenera, por lo que, visto desde el frente, la entrada está a nivel del suelo y el Taller Bonifacio es subterráneo... Emilio Mitre antiguamente se llamaba Calle del Polvorín porque unía la Plaza Primera Junta con un depósito de pólvora ubicado en el actual Parque Chacabuco. Y aunque la calle cambió de nombre, el taller lo conserva.
El Taller “Polvorín” consta de tres grandes naves y otras tres más pequeñas. En total, la superficie del taller es de 21.500 metros cuadrados, de los cuales 17.200 están cubiertos. El Taller y el circuito de la superficie fueron declarados monumentos históricos, lo cual los preserva de ser demolidos o alterados. En particular, la ley que dictó esta protección también la extendió a algunos muebles del taller, como ser distintas máquinas- herramienta y especialmente los puentes grúa, que datan de 1912 y todavía se usan regularmente para izar los coches. Hasta la inauguración del Taller y Cochera Nazca en 2003, el Taller “Polvorín” fue el único de la línea “A”, por lo que todo su material rodante y el de algunas otras líneas se reparaba allí. La línea “A” originalmente fue planificada como una extensión subterránea de una línea de tranvías. Por ello, no resultaba descabellado que los trenes tuvieran que salir a la superficie y recorrer siete cuadras por la calle para llegar al taller. En 1963, cuando se eliminaron los tranvías de la ciudad, fue preciso conservar una vía entre Primera Junta y “Polvorín” para poder tener acceso al taller. Gracias a ello fue que el Tranvía Histórico de Bs. As. pudo iniciar sus servicios turísticos...
La puesta en marcha del Taller y Cochera Nazca permitió concentrar todo el mantenimiento de los coches chinos allí, por lo cual no han vuelto a “Polvorín”. 

*Fuente: “100 años bajo Buenos Aires. Historia de la línea “A” (Ricardo Barreiro).

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