LOS VECINOS QUE SE ORGANIZABAN…*

Imagen:  Revista “Caras y Caretas” Nº 393 (14/3/1906)
- ¿Qué fue lo primero que ustedes solicitaron a las autoridades?
- Lo primero que se solicitó fueron los pasos de piedra y alumbrado. El alumbrado en aquel entonces era a kerosene y había un farol en cada mitad de cuadra de algunas calles, pues calles había que ni eso tenían. ¿Se da cuenta usted de lo que sería el lugar hace 25 años? En los días de lluvia, debíamos meternos entre el barro para cruzar de una vereda a la otra. Las veredas, donde las había, eran de ladrillos y no tenían más de un metro de ancho, y en muchas calles quedaban a una altura de más de un metro sobre la calzada, por eso no era extraño que los que venían a visitar a sus parientes y volvían de noche, dejaran su cuerpo marcado en el barro de la calle al caer por un traspié o resbalón. Por lo general los parientes aprovechaban el verano para visitarnos, y aquellos que se atrevían durante el invierno regresaban a sus casas antes de ponerse el sol.
- ¿Hacía mucho que estaba usted radicado en el lugar?
- Mis padres se radicaron aquí en el año 1894; yo tenía entonces 5 años de edad. Recuerdo haber visto liebres y perdices entre los maizales y potreros.
- ¿Recordará usted entonces los primeros pobladores?
- Recuerdo que las únicas casas que había entre las calles Caballito, Donato Álvarez, Rivadavia y Gaona, eran las de Rocchi, que fue donde mis padres vinieron a vivir, y la de don Bartolo Deandreis, ambas edificadas en la calle Avellaneda entre la quinta de doña Anita y la calle que es hoy Paramaribo. Después había otra casita en la calle que es hoy Nicasio Oroño, propiedad de un tal “Banana”, apodo por el cual se le conocía. En la manzana comprendida por las hoy calles Avellaneda, Seguí, Georgestown y San Eduardo, estaba la quinta de Rosaspini. Todo lo demás pertenecía a la familia de Naón, quien explotaba la tierra con siembras de maíz, alfalfa y un gran monte de frutales y si mal no recuerdo se dedicaba también a la cría de caballos de carrera…


*Extracto de un reportaje realizado a Lorenzo Astianetti, primer Secretario General de la Asociación de Fomento 12 de octubre (en Revista “La Zona” Nº 56, 20 de octubre de 1935).

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