HISTORIA DE UNA CARTA (parte 2)



Una carta de niños de tres años que le llega a un joven que participaba del conflicto armado con el Reino Unido de 1982 inaugura el vínculo. Treinta y cinco años después, el periodista de Caballito (uno de aquellos niños) retoma el contacto con Juan Carlos Arcando, el cabo segundo que vivió de cerca la guerra de Malvinas y que hoy es vicegobernador de Tierra del Fuego. 
 - ¿Cómo fue que ingresaste a la Marina?
- Desde muy chico quise ingresar a la Armada. Tenía un tío, hermano de mi madre, que era naval y era el orgullo de la familia. De él herede la vocación. Apenas cumplí la edad para el ingreso, me apersoné a la Delegación Naval de Córdoba y mi inscribí. Eso fue en el año 1976: rendí el examen de incorporación, y el 2 de febrero de 1977 ingresé a la Escuela de Suboficiales. En diciembre de 1977 la Armada me destina al Aviso A.R.A. “Alférez Sobral” que tenía su asiento en Ushuaia, por lo que tuve participación activa en el conflicto con Chile por el Canal de Beagle, con tan solo dieciséis años. El 8 de enero de 1978 me desembarcan por sesenta días en la Islas de los Estado para ser parte de la primera dotación que construyó el Apostadero Naval “Puerto Parry”, que hoy lleva el nombre de “Comandante Luís Piedrabuena”. En diciembre de 1978, una vez aceptado el Laudo Papal por el diferendo con Chile, fui destinado con diecisiete años en comisión al Rompehielos A.R.A. “San Martin” para la campaña Antártica 1978-79.
- ¿Qué tareas cumpliste durante la guerra?
- En diciembre de 1981 llegué destinado al Aviso A.R.A. “Comandante General Irigoyen”. Mi escalafón en la Armada era Furriel (oficinista), y mi rol en la unidad en navegación, además del administrativo, era guardia de ayudante de timonel. Mi tarea en combate era ser el jefe de pieza de la ametralladora 20 milímetros antiaérea de babor. La primera misión que tuvo la unidad en el conflicto de Malvinas fue el rescate de un helicóptero de nuestra fuerza que se había ido a pique, artillado con bomba de profundidad y torpedo antisubmarino, a 27 millas de las costas argentinas. Ese helicóptero tenía su asiento en el Destructor A.R.A. “Santísima Trinidad”. Posteriormente la superioridad nos ordena relevar al Aviso A.R.A. “Alférez Sobral”, que había sido atacado por las fuerzas inglesas en el Atlántico Sur. Esta unidad naval cumplía la misión humanitaria de ser buque baliza de los aviones de nuestras fuerzas armadas que incursionaban en Malvinas, y de rescate de los pilotos que se inyectaban por haber sido alcanzado por fuego enemigo. Es de destacar que el Aviso A.R.A. “Alférez Sobral” fue atacado cuando se dirigía a rescatar de la aguas del Atlántico Sur a los pilotos de un avión Canberra que había sido derribado. Mi unidad pasó a cumplir esa misión el día 7 de junio una vez colocada la baliza en Puerto Deseado.
 - ¿Era habitual que los soldados respondieran cartas?
- En nuestra unidad nos repartieron las cartas la tarde anterior a la zarpada del buque al Teatro de Operaciones del Atlántico Sur. En mi caso me entregaron cuatro cartas, y respondí a todas. De las cuatro recibí respuesta de dos. Es más, entablé amistad con esas familias, sobre todo con los D’orazio. Josefina, integrante de aquella familia, es madrina de mi hijo que nació el 4 de junio de 1982, mientras navegaba por el Atlántico Sur.
- ¿Es cierto que muchas veces la ayuda no les llegaba?
- No puedo responder por los que estaban en el Teatro de Operaciones Malvinas (TOM), pero sí puedo confesar que a nuestra unidad, como les conté en la carta que les envié en 1982, recibimos ropas de abrigo, chocolates, rosarios, etc.
- ¿Qué recuerdos te afloran hoy cuando ya pasaron 35 años de la Guerra de Malvinas?
- No puedo borrar de mi mente la llegada de los sobrevivientes del A.R.A. General Belgrano. Tampoco olvido cómo vi destruido el puente de comando (coheteado por un helicóptero inglés) del Aviso A.R.A. “Alférez Sobral”, que había sido mi primera unidad cuando egresé de la escuela de Suboficiales de la Armada en 1977. Otro recuerdo fuerte: cuando desembarcaron en el muelle de combustible de la ciudad de Ushuaia a los últimos heridos en combate que venían a bordo del buque hospital (me refiero al Rompehielos “Almirante Irízar”). Pero lo más doloroso fue el intento de desmalvinización de algunos gobiernos después de la guerra.
- ¿Crees que alguna vez recuperaremos las Islas?
- Estoy convencido de que sí, no sé si lo veremos nosotros, pero las futuras generaciones de argentinos lo van a lograr por la vía pacífica.
- ¿De qué modo llega la política a tu vida?
- Mi familia era una familia de militantes políticos de Partido Justicialista. Cuando dejé la Armada en 1986 comencé a militar activamente en el Justicialismo. Es más, ya me había afiliado al partido cuando estaba en actividad, cosa que estaba prohibido y penado por el código de justicia militar de ese entonces. Pero mi vocación militante era más fuerte que la prohibición, y lo hacía clandestinamente… -risas-
- ¿Tenés presente el tema “Malvinas” en tus tareas habituales?
- El tema Malvinas esta primero en cualquier agenda de trabajo que encaro. Cuando fui concejal de la ciudad de Ushuaia (periodo 2004-2008) presenté un proyecto de ordenanza, que posteriormente se aprobó, que instituyó a la Marcha de Malvinas como marcha oficial de Ushuaia, y se canta en todos los actos públicos que se realizan acá. Es una forma más de malvinizar… Hay que tener en cuenta que las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, y sus espacios marítimos circundantes, son parte integrante de nuestra provincia, como asimismo la Antártida y Ushuaia la capital.
 - Aprovechando tu investidura como vicegobernador de Tierra del Fuego, me gustaría saber tu opinión acerca de los cambios macroeconómicos en estos últimos meses
- Indudablemente los cambios que se generan en relación al comercio internacional tienen un efecto directo en la economía productiva de nuestra provincia. Particularmente en el sector industrial por los productos que se fabrican aquí. La quita de los aranceles de importación de laptops y tablet nos hacen ingresar en un escenario de competencia directa con países que, además de ser competitivos en materia tecnológica, tienen sus productos subsidiados y con costos de mano de obra depreciados por salarios bajos (en términos comparativos) y condiciones laborales flexibilizadas
- Con este escenario, ¿es viable la provincia sin la ayuda federal?
- Todas las provincias, en mayor o menor medida, necesitan de un estado nacional que colabore para resolver sus problemas. En el caso particular de Tierra del Fuego, las condiciones diferenciales están básicamente dadas por tres aspectos. Distancia respecto a los principales centros de consumo y abastecimiento; rigurosidad climática; y un crecimiento poblacional excepcional que exige un gran esfuerzo en mantener los servicios sociales y la inversión en infraestructura. Puede concluirse entonces que la asistencia del Estado nacional ante la particularidad de las condiciones diferenciales de Tierra del Fuego no solo es NECESARIA, sino también IMPRESCINDIBLE.
- Entiendo que allá sigue abierto el conflicto con los docentes y empleados estatales…
- Los problemas que se suscitan históricamente en relación al sector docente y en general a los empleados estatales, se enmarca en la cuestión salarial. Y en ello no puede prescindirse de la cuestión de que gran parte de los recursos públicos de la provincia están destinados a atender los salarios. Incluso en porcentajes que superan los límites que establece la Constitución para atender los gastos de funcionamiento.
Aquel muchacho que se topó de cerca con la guerra en 1982 atiende hoy diversas tareas vinculadas a la política de Tierra del Fuego. Nos quedó pendiente ahondar en las cuestiones que tienen que ver con la actualidad de su provincia. Será tema entonces de nuestra próxima carta…

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