EL MARTIRIO DE GIORDANO BRUNO


Giordano Bruno, nacido en Nola en 1548, ingresó muy joven en la Orden dominicana, movido por una profunda vocación religiosa. Sin embargo, sus nuevas teorías contra la concepción cosmológica aristotélica, pronto le ocasionaron serios inconvenientes con las autoridades de la diócesis. Durante el adoctrinamiento rechazó las imágenes de santos y aceptó únicamente el crucifijo. En 1566 se le inició un proceso por sospechas de herejía que no prospero. En 1575 recibió el título de Doctor en Teología de la Orden, pero al poco tiempo fue acusado de desviarse en la doctrina religiosa y tuvo que abandonar la orden. Huyó a Roma y después viajó por Italia y Francia, hasta llegar a Ginebra, donde abandonó los hábitos. Vivió un tiempo en Oxford, donde escribió la mayoría de sus diálogos italianos, y Alemania, donde compuso sus poemas latinos. Giovanni Mocenigo, supuesto mecenas, lo denuncia a la Inquisición. Fue trasladado a Roma en calidad de detenido, procesado y condenado a siete años en la cárcel. Se le adjudicaban cargos por blasfemia, herejía e inmoralidad; principalmente por sus enseñanzas sobre los múltiples sistemas solares y sobre la infinitud del universo. Hubo varios intentos para lograr que se retracte de sus teorías filosóficas a lo que se negó terminantemente. Al contrario, Giordano Bruno decidió reafirmar sus conceptos. En un nuevo juicio fue sentenciado a la pena capital. El 8 de febrero fue leída la sentencia en donde se le declaraba herético impenitente, pertinaz y obstinado. Fue expulsado de la iglesia y sus trabajos fueron quemados en la plaza pública. Antes de que fuera quemado uno de los monjes que lo acompañaron le ofreció un crucifijo para besarlo pero Bruno lo rechazó, diciendo que moriría como un mártir y que su alma subiría con el fuego al paraíso. Luego de la sentencia del Papa Clemente VIII, fue quemado vivo el 17 de febrero de 1600 en Campo dei Fiori, Roma.

ALEZ SZARAZGAT

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