LA BABEL DEL PLATA


En el período que media entre el Censo Nacional de 1869 y el de 1914, Buenos Aires duplicó su población cada quince años. La particularidad del crecimiento porteño entre fines del siglo XIX y principios del XX sólo era comprable al de la ciudad de Nueva York. Ambas constituían puertos significativos sobre el Atlántico; ambas desempeñaban el rol de metrópoli nacional y ambas eran recipientes de una vasta inmigración europea poco dispuesta a internarse en el interior de sus respectivos países.
El aluvión inmigratorio constituyó uno de los factores que transformó la Gran Aldea en la Babel del Plata. Los italianos constituían la comunidad extranjera más importante, quienes en 1887 representaban el 31,8 % de los habitantes de la ciudad. En segundo lugar se encontraban los españoles, de los cuales la mitad eran oriundos de Galicia.
Hasta avanzada la década de 1880, los propietarios argentinos se concentraban en el viejo núcleo urbano y eran menos numerosos en la periferia. Habitaban en el centro residencial, en las casas que sus familias poseían tradicionalmente durante varias generaciones. Entre 1890 y 1900, con la remodelación del centro, los criollos se instalaron en lugares como Flores o Palermo. En tanto, los argentinos hijos de inmigrantes estaban distribuidos en toda la ciudad, viviendo con sus padres.
En 1914, el 50,6 % de los habitantes de la ciudad eran extranjeros. Entre ellos, los italianos eran mayoría en barrios como La Boca, Barracas, San Cristóbal, Caballito y en los del sudoeste. Por su parte, los españoles predominaban en Constitución, Monserrat, San Nicolás y Retiro. En Once se destacaban los rusos y polacos, y en San Nicolás y Retiro había una significativa presencia de franceses.

Fuente consultada:
“Buenos Aires. Historia de una ciudad” (Mario Rapoport y María Seoane).

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