LA TRIPLE A EN CABALLITO


El 7 de septiembre de 1974 el entonces rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Raúl Laguzzi, sufrió un atentado terrorista en su domicilio particular ubicado en el barrio de Caballito. El saldo trágico del cobarde ataque fue la muerte del pequeño hijo de Laguzzi, de seis meses de edad. Sus autores integraban la organización criminal “Alianza Anticomunista Argentina” (la tristemente célebre Triple A) que, impulsada por el todopoderoso ministro de Bienestar Social José López Rega, había sido creada para acallar a militantes populares. Los escuadrones de la Triple A estaban integrados por policías, miembros de organizaciones de ultraderecha y matones de los sindicatos. A esta organización se le atribuye la muerte de unas ochocientas personas, principalmente dirigentes políticos, docentes, militantes sociales y sindicales.
“Yo nunca quise ser dirigente, ni meterme en un partido, pero como persona no podía quedar al margen. Tenía que ponerme de un lado. Yo estaba por tener un hijo y sabía que tenía que hacer eso para poder mirarlo a la cara” recordaba Raúl Laguzzi en una entrevista en 2006. Eso era optar políticamente, y lo hizo por la Juventud Peronista, aunque sin enrolarse en sus filas. En julio de 1974, unas semanas después de la muerte de Juan D. Perón, el ministro de Educación Jorge Taiana lo designó rector normalizador de la UBA, a los 33 años y en medio de un momento político convulsionado. Por entonces la Triple A empezaba a desatar su furia criminal. El primero que cayó bajo sus ametralladoras el 31 de julio de 1974 fue el diputado nacional Rodolfo Ortega Peña. Al día siguiente, Laguzzi atendió el teléfono en su despacho de la Universidad:
– “¿Vio lo que le pasó a Ortega Peña? El próximo es usted”.
Raúl Laguzzi hizo pública la amenaza y el jefe de Policía puso custodia en su casa. A los pocos días, el policía de consigna ya subía a charlar amistosamente al departamento de los Laguzzi en Senillosa y Guayaquil. Pero tiempo después Raúl y su esposa Elsa comprendieron que estaba haciendo inteligencia. El sábado 7 de septiembre a las 5:00 sonó el timbre. Fue un aviso macabro, porque segundos después estallaba una bomba.
“Los últimos dos pisos de los ocho que tenía el edificio desaparecieron. Se hizo un hueco enorme y empezamos a caer. A mi esposa, Elsa, y a mí nos paró una viga. A nuestro hijo, no. Terminó en la planta baja…” recordó Laguzzi.
La muerte del bebé provocó un impacto social y político sin precedentes. Y Laguzzi se sintió más comprometido. Sin embargo no pasó mucho tiempo hasta que la banda de López Rega hiciera pública su lista de condenas a muerte. En primer lugar figuraba el ex presidente Héctor J. Cámpora. En el segundo, Laguzzi. Un oportuno exilio en México le salvó la vida al matrimonio.
La persecución contra Laguzzi se explica por muchas de sus iniciativas como decano de la Facultad de Farmacia y Bioquímica y rector de la UBA. Buscaba que la medicina y los medicamentos estuvieran al alcance de los más humildes. También alentó programas de comedores y de apoyo a los más necesitados. Tanto él como su esposa mantuvieron desde el exilio aquel compromiso, oponiéndose tenazmente a la Dictadura.
En 2004 la Justicia sentenció que el Estado era responsable de la muerte de Pablo Gustavo Laguzzi, y ordenó pagar a sus padres la cifra de cien mil euros. Con ese dinero, Elsa Repetto y Raúl Laguzzi recorrieron el país para ayudar a organizaciones dedicadas a la infancia que sufre la indigencia. Hasta la muerte de Raúl el 29 de noviembre de 2008, la pareja se subía una vez al año al auto, se ponían en marcha, y repetían hasta el hartazgo: “Esto no tiene nada que ver con beneficencia. Esto es político”. Fue así como los Laguzzi honraron la memoria del hijo que les arrebató el horror de la Triple A.

Fuente: “La indemnización”, en Supl. Aniversario del Diario “Página 12” (26/5/06).
“Qué fue la Triple A”, en “La Verdad Obrera” Nº. 219 (11/1/07).

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