ACERCAMIENTO AL CHAMANISMO


El hombre economiza su accionar para cumplir simples tareas dentro de un pequeño territorio. Durará su acción hasta que una perspectiva crítica le revele sus condicionamientos. Pronto se encontrará con que alguien le ha sacado algo, o que otro no tiene lo que algunos le regalaron sin sudor ni lágrimas. De algún modo, sentirá a partir de ese día, una falta. Y no quiere decir que vaya a pelear para recuperar lo que siente perdido, pero lo que sí, va a contemplar otras realidades. Ahora, tendrá que cuidarse o salir a cuidar.
Otras realidades. A la religión se la acusa de adormilar a los hombres, pero basta un poco de historia para saber que la interpretación de los hombres hizo a las lecturas. Si el hombre se pelea con la lectura prescinde de entrar en comunicación con los que la predican a su antojo. De todos modos, no es el otro el problema central porque también el otro, forma parte de una cadena de montaje donde defiende con miedo lo que reprime cuando ataca. La cuestión que aflora en este tire y afloje es que la comunicación se esfumó por un oír sin voz. Ausentes de una mitad sesgada, quedamos nosotros deambulando con deseos que advierten de una fase oculta, la cual imparte desconfianza haciendo también del afuera lo hostil. Entre foráneos gira la rueda mercantilista que suma más de lo que hay y exagera más de lo que dice. Sin embargo, la profecía del fin lleva consigo la muesca del comienzo.
Acercase al chamanismo es regurgitar entre vos y yo una senda, rumiar para auscultar como si una concepción inmaculada, la capa de la trascendencia, la cueva y la luz, el cascarón resquebrajándose, una flor abriéndose porque el sol. El chamanismo enseña que el afuera parece quieto, sin embargo tiembla, parece lo mismo y sin embargo es movimiento constante. Viendo el afuera como vivo y como madre, se invita al respeto y también al sentido. Esto es lo que ya los pueblos originarios te cuentan. Por ello en esta introducción al fenómeno, acerco la idea de que el chamanismo no se trata de un partir a la selva para vivir en lo salvaje (cuando salvaje es mutilar nuestra potencia) o tocar maracas en mugrientas sesiones (sin dar cuenta que el cascabel que expulsa también recoge). Después de todo, el ensueño de un cuerpo descoyuntado, el sonajero en lo nocturno, se registra como regresiones pero se vive como recursividades…
Para un chaman se puede tocar sin manos, levantar mirando, ver además de siendo. Y si un simulacro fue puesto para vos, fue más para que el chamán se disponga en sintonía con su fama. A menudo, el chamán que pone la suspicacia en el orden de la inocencia y la ética entre la luz y las sombras, sabe decirle sí a la tierra que lo engendró entre pieles y suspiros…
Para hacerse en una historia de chamanes hay que darse vuelta luego de andar un buen trecho y descubrir qué lejos ha quedado el precipicio que hasta ayer hacía de muro. Para hacerse en una historia de chamanes, todo se conecta por omisión o encanto. El chamanismo después de todo, trae lluvia como siendo una luna que magnetiza las corrientes del cielo. Entonces, ¿no querés tomar de este baile, junto al fuego de la creación, una pluma que sin ser buena para elevar sí lo será para demostrar qué parte te toca de un traje que representa al trance? Coraje, un hombre descalzo se te acerca despacio. No temas, el espanto dura en un tiempo que lo eterno avizora.

DIEGO M. VARTABEDIAN

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