ACERCA DE LAS CONSTRUCCIONES DE ALTURA EN CABALLITO


“Buenos Aires no tiene que ser necesariamente una ciudad más “alta” sino más vivible y más justa”, reflexiona el arquitecto Rodolfo Livingston. Conviene tener en cuenta este precepto antes de intervenir en los debates que se suscitan en nuestro barrio en torno a las posibles construcciones de torres y shoppings en zonas de edificaciones bajas. Es decir, la vivienda es un derecho fundamental de cada uno de nosotros. Y atenderlo como es debido tiene mucho que ver con el contexto y el lugar donde se vaya a construir.
La arquitectura expresa el cuerpo social como la cara expresa a las personas y, como se sabe, los gestos son más sinceros que las palabras. Por ello, para analizar esta disputa es clave entender que las zonas apetecidas por las empresas constructoras casi nunca coinciden con los sitios que se deben urbanizar lo antes posible. Sin ir más lejos, la urbanización de las villas miseria es una urgencia social que no se condice con las expectativas de lucro de los empresarios. Además esta especulación en busca de dividendos no se detiene ante el colapso de los servicios, el tránsito denso de automotores, la polución, la pérdida de espacios públicos de recreación y el aumento del precio de los alquileres.
Coincidimos también con Livingston cuando recuerda que las torres responden a la misma concepción del espacio ciudadano que en la década del ’90 alcanzó su cenit con la explosión de los countries. En este caso el “desarrollo” era plano; las megaconstrucciones, por su parte, confunden “progreso” con fastuosas edificaciones de altura. Ambos evidencian sin embargo una vida pública replegada de manera creciente al mundo privado: el otro nos genera desconfianza y el miedo nos recluye cada vez más en nuestras casas.
Creemos en suma que la especulación inmobiliaria no debe subordinar nuestro derecho a habitar viviendas vivibles, en un entorno saludable que nos estimule como individuos que formamos parte de una comunidad.

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