LA SAGA DE SAMUEL HAHNEMANN (PARTE II)


El médico Samuel Hahnemann, descubridor de la Homeopatía, abandonó su profesión en 1789, enemistado con sus colegas y desilusionado con la disciplina que no había podido salvar la vida de dos de sus hijos. De allí en adelante se dedicaría a la química y las traducciones. Sin embargo, en una de las obras que tradujo leyó un párrafo que le hizo pensar que en la ley de la Semejanza podía estar la explicación de la eficacia de algunos medicamentos. De este modo, comenzó a experimentar con sustancias y luego aplicó el efecto de dinamización en los medicamentos (dilución y agitación). Fue así como Hahnemann creó la Homeopatía, que investigó y perfeccionó hasta su muerte, acaecida en Paris el 2 de julio de 1843.

Algunas consideraciones a modo de aporte

El diagnostico y tratamiento homeopático trata al cuerpo entero como un organismo unificado. Samuel Hahnemann definió la enfermedad como un defecto del estado de salud, que no se puede eliminar de forma mecánica del organismo. Asimismo postuló que la curación debía ser rápida, segura y permanente, aplicando las enseñanzas de una medicina holística. La enfermedad se consideraba de dos formas posibles: aguda, cuando la persona estaba incapacitada temporalmente pero que con el tiempo podría mejorar, y crónica, cuando una serie de episodios pudieran con el tiempo incapacitar seriamente al paciente. El homeópata tiene cuatro responsabilidades en el tratamiento de procesos agudos: un perfecto conocimiento de la enfermedad, su etiología, patología, pronóstico y diagnóstico; un cuadro completo del poder medicinal de los fármacos; la capacidad de relacionar el efecto de los medicamentos con la condición del paciente y la experiencia necesaria para prever las barreras entre el paciente y la salud, además del conocimiento de como reducir o eliminar, si fuera posible, estas barreras.

El ideal del tratamiento homeopático es la utilización a nivel de cada paciente de una droga, pura, única en un tiempo, pero normalmente el médico debe recurrir a un combinado de elementos, ya que el enfermo puede manifestar diversas problemáticas a un mismo tiempo y ninguna puede ser soslayada. Estas afecciones tienen orígenes tales como la herencia genética del paciente, sus características físicas, la personalidad y el ambiente en el cual se desenvuelve.

La Homeopatía, como señalábamos, toma al individuo como una totalidad. Si bien en los últimos años han ido cayendo las prevenciones de los médicos alopatas respecto de esta disciplina, todavía no se la ha incorporado plenamente al sistema publico de salud en nuestro país, aunque ya desde hace años hay experiencias en ese sentido en Alemania, Austria, Holanda, Suecia y Canadá, entre otros. Accesible y eficiente, la medicina homeopática cumple un papel destacable y, junto con otros maneras de curar como la acupuntura china y el psicoanálisis, nos enseñan que estimulando la parte motivacional y racionalizando la parte rutinaria- alimentaria y conductual en general del hombre se puede y se logra generar cambios en el metabolismo de la psique, lo físico- orgánico en general y en la actitud espiritual, tomando a la enfermedad, como manifestación de una integridad que busca la sanación.

JOSÉ ABELARDO FRANCHINI

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