La otra historia

Una de las tantas propuestas interesantes de “El Otro Bicentenario” fueron los paneles de debate que se desarrollaron durante los dos días de actividades. Pasadas las 17:00 del lunes 24 de mayo, la carpa principal de las que estaban ubicadas frente al Congreso lucía justificadamente repleta. Pocos minutos después, el periodista Herman Schiller (conductor del programa radial “Leña al fuego”), Diego Bonga del Movimiento Afrocultural, el historiador Ezequiel Adamovsky, Juan Rosales de la Cátedra Americanista de la UBA y Enrique Mamani (pueblo Kolla- Orcopo) darían sus impresiones acerca de cómo la historiografía oficial ocultó sistemáticamente a ciertos personajes y hechos de la historia argentina: “esta historia oficial mitrista que puebla nuestras calles y monumentos no es la de nuestros ancestros, sino la de sus enemigos”, definió Adamovsky.
Para Juan González existe una clase social que, como se considera dueña de todas las cosas, se siente también dueña de la historia: “¿qué historia es ésta, en la cual han desaparecido los conflictos de intereses entre los diferentes sectores sociales? No están las crueldades y la violencia ejercidas sobre los pueblos de nuestra Patria, y todo parece un conflicto de caracteres, de personalidades. Por eso nunca se nos explica bien por qué se lo asesina a Moreno, por qué se asesino a Bolívar con arsénico, nunca nos explican bien por qué fueron asesinados Monteagudo, Sucre, Güemes, por qué Artigas fue perseguido como una fiera rabiosa hasta ser depositado lejos en Paraguay para morir allí ignorado y olvidado. Por qué San Martín tuvo que exiliarse, por qué Castelli y Belgrano fueron llevados presos, enfermos, a punto de morir, desalentados porque la oligarquía, los dueños del comercio, terratenientes, los que se habían quedado con el poder, los condenaron al ostracismo y a la desaparición”.
El papel actual que cumplen los grandes medios en propagar esta omisión histórica fue destacado por Ezequiel Adamovski: “desde esos espacios se propone una evocación histórica que resulta ser un pastiche, donde todo aparentemente transcurre en armonía sin conflictos, una historia sin profundidad, una historia que no es aclarada, que no tiene tensión dramática… Esa visión del pasado que hoy tenemos, esa falsa integración, esa distorsión que corrompe la presencia real de nuestros ancestros, creo que es el principal peligro que hoy tenemos a la hora de contar nuestra historia. Ya no es la estrategia del poder y del Estado invisibilizar o más bien negar la presencia de nuestros ancestros en el pasado, sino que ahora parece que son reconocidos en esta especie de presente plano donde todos conviven armónicamente con todos. A fin de cuentas es una forma de banalizar la presencia de nuestros ancestros en el pasado”.
Si algo hay que rescatar de los patriotas de mayo es su actitud de juntarse para luchar por las transformaciones necesarias, aún pendientes. Por ello, concluyó Herman Schiller, “nosotros preferimos recordar a todos los mártires y luchadores de todos los tiempos, especialmente a quienes en estos doscientos años enfrentaron la prepotencia de los explotadores, desde Mariano Moreno y Martín Güemes hasta Tosco y Kosteki y Santillán…”.
Foto: Nicolás Capria

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