No al desalojo de los espacios libres de Caballito

Hace apenas unas horas la policía desalojó brutalmente la huerta “Orgázmika”, próxima a la estación de tren, e irrumpió a palazos en el Centro Cultural La Sala de Avellaneda 645. Desde ya repudiamos la política sistemática del gobierno de Macri, que apunta a censurar y desterrar lo distinto y no redituable. Pero también rechazamos de plano sus métodos mafiosos que, a través de la Unidad de Control de Espacio Público (UCEP), se sirven de patotas para agredir a quienes hacen uso del espacio público de forma diferente a los que creen ser la “gente bien”.
Cabe recordar que el lugar donde se ubicaba la huerta “Orgázmika” era un basural, verdadero foco infeccioso, previo a su instalación por intermedio del trabajo dedicado de un grupo de vecinos. Y que su concepción alentaba valores solidarios y comunitarios, proponiendo volver nuestra mirada hacia la tierra, aquella que paciente nos espera debajo del asfalto. Claro que predicar el amor y el respeto a la Pachamama es delito para los profetas del odio. Para quienes hacen la vista gorda a las grandes empresas y a los “amigos” del gobierno de turno. Y esto es así porque creen que los que no se someten a la Ley de la Oferta y la Demanda son los “raritos”, los que no trabajan ni tienen religión…
Es triste confirmar que las mismas voces que claman por “seguridad”, ensañándose con los menores, se regocijan cuando reprimen a jóvenes que se dedican a cultivar una huerta urbana. ¿Será que el rencor de su juventud perdida los carcome por dentro? Lo cierto es que Caballito acaba de perder un espacio libre y abierto a la participación de todo aquel que quisiera acercarse, compuesto por más de cien especies vegetales y plantas medicinales, donde se brindaban talleres de cocina y permacultura, además de alimento.
El ABC del periodismo exige independencia al profesional de los medios de comunicación. Pero también le exige, y no solo al profesional sino también al ser humano, no ser imparcial ante las injusticias. Y esta publicación tomó partido a favor de la vida y la solidaridad desde su primera edición. Por eso rechazamos la persecución sufrida por la huerta “Orgázmika” y el Centro Cultural “La Sala” y apoyamos los valores que motorizan sus actividades.

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