Acerca de los Agrocombustibles

Durante milenios la humanidad se valió de fuentes energéticas renovables (como la leña o los aceites vegetales, por ejemplo) para vivir en el planeta. Éstas pueden regenerarse luego de su uso, teniendo en cuenta ciclos naturales de desarrollo. Pero a partir de la Revolución Industrial, consolidada durante el siglo XIX, irrumpieron los combustibles fósiles, no renovables y más contaminantes. En una primera etapa predominó el carbón; luego surgieron el petróleo (y sus derivados) y el gas natural. Asimismo se incrementó fuertemente el consumo de energía de la mano de un modelo de acumulación que produjo a una escala desmesurada. En suma, durante estos últimos 150 años se vino contaminando el mundo en nombre del “progreso”. De este modo, el modelo energético vigente se hizo dramáticamente dependiente de los combustibles fósiles. Con el agravante de que el petróleo barato se empieza a agotar, y los que más lo usan son los que menos lo tienen. Si a esto le sumamos que, ante esa demanda, se llega incluso a recurrir a guerras e invasiones, el panorama se presenta complicado. Y si bien algunos sectores “progresistas” plantean la necesidad de sustituir los combustibles fósiles por agrocombustibles, no cuestionan al estilo de vida que alimenta aquella demanda…
Los mentados agrocombustibles son aquellos productos de origen vegetal o animal que se utilizan con fines energéticos para la producción de algún bien o servicio que requiera de energía. Y, como tales, podrían ayudarnos a un desarrollo más limpio, aunque siempre dependiendo del cómo, para qué y para quién se produzca. En este sentido podrían, incluso, significar un avance en la lucha por la soberanía alimentaria al disminuir la dependencia de combustibles caros y contaminantes. Para ello es necesario detener la creciente demanda de combustibles, sea cual fuere su origen, y rechazar los monocultivos que se imponen a nuestros países dependientes.
La necesidad de producir combustibles líquidos que suplanten a los combustibles derivados de petróleo, para seguir alimentando la civilización del automóvil y un modelo de consumo depredador del planeta, tornan estas fuentes insuficientes con las tecnologías corrientes. En general, al hablar de agrocombustibles se hace referencia al bioetanol y al biodiesel, que son aquellos en los cuales las grandes empresas pueden profundizar el proceso de mercantilización. Los riesgos principales para el medio ambiente son probablemente aquellos que conciernen una expansión enorme en la producción de materia prima para agrocombustibles, principalmente en Brasil (por la caña de azúcar) y el sudeste asiático (por las palmeras de aceite). Y aquí tenemos la omnipresente soja que, como las antes mencionadas, deja tras de sí un tendal de zonas infértiles y desérticas. Mientras tanto, los precios agrícolas suben cada vez más debido a que las tierras cultivables se utilizan para producir combustible y no comida. O sea, vamos a alimentar máquinas y desnutrir personas.
A modo de conclusión podemos afirmar que el único debate consecuente sobre agrocombustibles debe enmarcarse en una discusión que incluya una propuesta de transformación estructural radical de toda la economía y de nuestro estilo de vida, y el desmantelamiento del macro sistema energético que sustenta y garantiza el poder global. Visto desde la óptica de nuestros países agroexportadores del sur, sometidos a esta condición bajo la lógica colonial de la deuda externa, los agrocombustibles profundizan el modelo del agronegocio, entendida como la sumatoria de monocultivos, biotecnología, agrotóxicos, capital financiero y exportación.
Fuentes:

“Biocombustibles: aportes para el debate” (Pablo Bertinat) Agencia de Noticias Argenpress: 09-08-07
“Biodiesel: peor que los combustibles fósiles”: 23-01-06 (George Monbiot)

Manifiesto sobre Agrocombustibles: 27/06 al 1/07 de 2007, Quito (Ecuador)

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