NO HAY ANGUSTIA MÁS VANA…*

 

No hay angustia más vana, más terca y flagrante

que sentir una sed viva de eternidad,

sabiendo que es preciso continuar adelante

sin ver cumplida la ansiedad.

 

Cuando la tarde, de hondas pupilas de zafir,

se acerca y abre nuestras almas estremecidas,

ver dos alas de luz, prontas para subir,

que caen abatidas…

 

En las albas de estío, de un irradiar intenso,

al creer perdurable tanta belleza tierna,

recordar con zozobra que en un soplo de incienso

hay una vida más eterna.

 

Y en las noches extáticas, de astral encantamiento,

sentirnos llenos de una grandeza innominada,

¡nosotros que trajimos de nuestro nacimiento

la promesa de la nada!

 

…Y saber que es preciso continuar adelante

con la resignación de la acre realidad,

que hace más vano y terco, más hondo y flagrante

nuestro indeleble mal de eternidad…

 

GASTÓN FIGUEIRA

*Publicado originalmente en la revista “Orientación” Nº 1, abril de 1928: página 20.


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