Las psicólogas Nekane Durán y
María Fernanda Hernández nos cuentan qué desafíos les plantea profesionalmente
la pandemia del Coronavirus.
A casi ciento sesenta días del inicio
del “aislamiento social, preventivo y obligatorio”, la sociedad en su conjunto
enfrenta como puede los múltiples inconvenientes generados por una pandemia de
alcance planetario. El sector de la salud se encuentra a la vanguardia del
combate a la enfermedad. Pero también atiende a pacientes con diversas
patologías, siguiendo los protocolos de cuidado correspondientes. Para
enterarnos acerca de cómo se viene trabajando en el área de salud mental hablamos
con las psicólogas Nekane F. Durán (M. N. 11781) y María Fernanda Hernández (M.
N. 11868), quienes tuvieron que adecuar su atención a los tiempos que vivimos.
-
¿De qué modo se trabaja profesionalmente a la distancia?
- Primero te aclaro que estoy
jubilada, pero estoy acompañando a mis antiguos pacientes debido a este
contexto tan particular. Y se trabaja con mucha dificultad… Por ejemplo, suelen
haber problemas de conectividad por falta de disponibilidad de los
dispositivos, o por mala señal. También resulta imposible hablar sin que escuchen
la conversación otros familiares. Y las dificultades por la convivencia
prolongada hace que emerjan situaciones que por ahí se trataba de que siguieran
latentes. Además, en este momento, cada uno de los integrantes de la familia
está molesto por situaciones de miedo. Los chicos manifiestan regresiones, existe
malestar por cuestiones económicas, y todo eso afecta en lo vincular. Entonces
los conflictos emergen por cuestiones ya antiguas, o por situaciones derivadas
de este contexto que vivimos. (ND)
- Se trabaja de forma on line.
En mi caso atiendo a pacientes adultos con los que continuo las sesiones, ya
sea por teléfono de línea o celular. Y si la situación lo requiere, también lo
hago por videollamada. Algunos colegas que atienden a chicos trabajan con mucha
dificultad con estas modalidades, porque la clínica con niños precisa la
presencia del profesional. Allí el contacto físico es muy importante, sobre
todo en niños con autismo. También se dificulta hablar libremente: no es lo
mismo para el paciente estar dentro de su casa con sus familiares que dentro
del consultorio. (FH)
-
¿Cómo se sortean las dificultades de trabajar en un contexto inédito, y en el
cual no se prevé una vuelta próxima a la normalidad?
- Se sortean con mucha
flexibilidad, sobre todo respecto a lo que nosotros llamamos el encuadre. Es
decir, todo lo vinculado a las situaciones que conlleva la ida del paciente al
consultorio, con un horario preestablecido y todo lo demás. En este momento,
con las dificultades que acarrean en sus casas y por todas estas cuestiones que
mencioné anteriormente, se hace más difícil ser más estricto con el encuadre.
(ND)
- Las dificultades se van
solucionando a medida que van surgiendo. Nos la vamos ingeniando, y aprendemos a
usar distintos medios de comunicación on line. Cada paciente va buscando
horarios donde encuentra más privacidad en su casa para tener la sesión. Cuando
comenzó la medida del aislamiento social preventivo y obligatorio avisé a mis
pacientes que seguíamos vía on line. La mayoría accedió, y los menos dijeron
que volverían al consultorio cuando se levantara la medida. Sin embargo, con el
paso del tiempo estos también se fueron incorporando a esta nueva modalidad.
(FH)
-
¿Qué tipo de patologías fueron las más recurrentes durante el confinamiento
obligatorio? ¿Existe un correlato entre estas y algún rango etario en
particular?
- En este momento, la que más
me preocupa es la depresión, que incluso puede llegar a la posibilidad de
suicidio. Por ejemplo, en pacientes que siempre trabajaron en turismo o en
gastronomía, con ciertas características de personalidad, pueden llegar hasta
esta situación… Realmente es preocupante. (ND)
- Lo que a mí me sucedió es
que volvieron personas por ataques de pánico. Otras consultas que también me
llegaron obedecen a crisis de angustia: miedo al contagio, a la muerte, a la
pérdida del trabajo o a la pérdida de seres queridos. La mayoría son personas de
entre treinta y cuarenta años. También ocurrió que adultos mayores, o cercanos
a los setenta años, que se desenvuelven en sus ámbitos laborales normalmente,
se angustiaran con la disposición de que para salir a la calle tuvieran que
solicitar un permiso. Eso afectó algunas subjetividades, y por eso consultaron.
(FH)
En un tiempo no muy lejano se
estima que estará lista la vacuna contra el Covid-19. Sin embargo, aún existe
mucho camino por recorrer. Por eso, ante cualquier inconveniente o duda,
recomendamos la consulta sin demora al profesional de la salud.
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