El barrio de Caballito fue
históricamente un lugar de paso, y aún hoy lo es. Este es uno de los grandes
centros de transferencia de Buenos Aires hacia todos los barrios de la ciudad y
la provincia. De todos modos, a partir fundamentalmente de los años sesenta se
consolidó como un lugar de concentración de gente, atraída por la ubicación
estratégica de la zona. Entonces se empezó a desarrollar el comercio, sobre
todo en el eje de Rivadavia. En un punto, Caballito es un gran centro comercial
a cielo abierto en todas las avenidas y transversales. También aparecen las
grandes construcciones y la mayor parte de las galerías. Eso hizo que se fuera
concentrando la población, y que no se previera la reserva de lugar para espacios
verdes. Cuando nos quisimos acordar, lo que teníamos disponible era la ex playa
de maniobras del ferrocarril, que estaba en desuso. Por eso lo defendemos así,
como el único sector del barrio disponible para hacer un parque.
El proyecto del parque arranca
en 1990 con el Corredor Verde del Oeste, que era una cosa interbarrial, y que seguía
la traza del ferrocarril. El producto hubiese sido un parque lineal que iba a extenderse
hasta Morón. Pero para lograr eso hubiese sido necesario el soterramiento, que
hoy es algo imposible por el costo y por el grado de urbanización que tiene la
ciudad.
Yendo al proyecto de mi
autoría, hay que decir que de lo que se trata es de compensar o recuperar para
que no se siga perdiendo. Porque hay cosas que ya son irreversibles: la poca
cantidad de espacios verdes es un criterio general de la ciudad. La existencia
de áreas verdes urbanas contribuye al mejoramiento de la calidad de vida y a la
salud de sus habitantes, al tiempo que facilita la práctica de deportes, la
recreación, el esparcimiento y la integración social; además disminuye el
impacto producido por los niveles excesivamente altos de densidad y
edificación, produce efectos que ayudan a la eliminación del polvo, la
reducción del ruido, enriquecimiento de la biodiversidad y la protección del
suelo.
Queremos que se integre el
Patio de los Lecheros, que funcionó entre 1912 y 1961, y reciclar todo lo
existente, incluidos los galpones que están estructuralmente bien. Y que se
contemple el interés de todos los actores presentes, como los recicladores, el
club Ferro y las 36 familias que viven allí.
Con la participación popular hemos
recuperado la plaza Giordano Bruno, la Favaloro, y la del Caballito (que en
realidad no está terminada porque aún no llega a la calle García Lorca). Pero
son terrenos residuales: ninguna llega a la hectárea. En conclusión, en
Caballito tenemos alrededor de 23 has. de espacios verdes, lo cual representa
el 3,35% del total de la superficie del barrio. Y acá se hizo en poco tiempo
tres millones de mtrs² de construcción, sobre todo en la zona norte…
RUBÉN KAVANAGH
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