Retomando ahora el itinerario
del crujiente viaje que efectuaban los tranvías a lo largo del “camino de
Flores”, después de pasar Villa San Carlos y la pulpería de Basso, ubicada en
Rivadavia y avenida La Plata, se entraba en la zona conocida por el nombre de
“El caballito”. Poco a poco el paisaje iba cambiando, comenzaban las lujosas
casas- quintas, palacetes de cuidadas arboledas y jardines, chalets y
pintorescas residenciales cuyos frentes lucían rejas y portones de hierro
artísticamente labrados. (...)
Como es de imaginar, las
residencias más importantes daban sus frentes al “camino de Flores”; así las de
las familias Peña y Lezica, extendidas desde avenida La Plata hasta Centenera,
famosas por sus parque y arboledas. La última, bastante cercenada, fue transformada
(con el correr del tiempo) en el actual parque Rivadavia, inaugurado
oficialmente en el año 1928. Enfrente estaban los terrenos de Guerrico, que
(divididos, algunos años más tarde) dieron origen a otras quintas de renombre,
entre ellas la de Devoto, adquirida en la época del Centenario por el Club
Ciclista Italiano, institución deportiva que dio origen al actual Club
Italiano. Más hacia el Oeste se hallaban las pertenecientes a las familias
Duportal, Mulhall y Terragona, cuyos fondos lindaban con las vías ferroviarias,
entonces a nivel, pues el tramo en trinchera Caballito- Once se construyó entre
1902-04. (...)
Hasta fines del siglo XIX, las
familias pudientes utilizaban estas residencias, igual que las ubicadas en los
pueblos de Belgrano, San Isidro, Morón o Lomas de Zamora para pasar sus fines
de semana y los meses de verano...
*Fuente: “Guía antigua del
Oeste porteño” (Hugo Corradi), Bs. As., 1969.
Comentarios