El empoderamiento de las mujeres
es el hecho político más importante de los últimos años. Claro que si bien este
fenómeno se viene construyendo por lo bajo hace décadas, la irrupción del
colectivo “Ni una Menos” instaló las luchas feministas en la agenda pública.
Tanto es así que los políticos profesionales y los medios de comunicación
masiva tuvieron que darle algún tipo de tratamiento al tema, con resultado
dispar. De todas formas, la llegada de estas problemáticas a la televisión,
espacio dedicado en general a despreciar y denigrar a las mujeres, fue
amplificando lo recorrido en las calles y asambleas. Así, el repudio a los
femicidas llevó también a denunciar al varón machista y violento, que es aquel
que no renuncia a los privilegios que heredó producto de siglos de opresión
hacia las mujeres. Pero la lucha de las mujeres va por la positiva: reivindica
también a las sexualidades disidentes, el derecho al goce, y a decidir sobre el
propio cuerpo. Esta última convicción impulsó la lucha por el aborto legal,
seguro y gratuito. O como dice la consigna popular: por “Educación sexual para
decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”. Porque
aquí no se trata de “aborto sí o no”, sino de evitar la muerte de las mujeres
de los sectores más vulnerables por abortos mal hechos. Pero sobre todo,
prevenir su práctica. Creemos que estas luchas se inscriben en las que están
dirigidas a ampliar derechos sociales, y lo celebramos como un ejercicio pleno
de democracia popular.
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