Calle de San
Ireneo
de las dos
paredes viejas,
cansadas de ver
las mismas
caras por
iguales rejas.
Revoques que
muestran huesos
y pulpa de la
pared,
ladrillos que se
desangran
o que se mueren
de sed.
Piedras que
saben historia,
cielo de cinta
azulada
y una geométrica
luna
como si fuera
encargada.
Hiedras, pinos,
sombras, frailes,
añeja puerta
española;
calle para
amores, duelos
y balazos de
pistola.
EDUARDO VACCARO
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