“…Le estamos dando al idioma su forma final, la forma
que tendrá cuando nadie hable más que neolengua. Cuando terminemos nuestra
labor, tendréis que empezar a aprenderlo de nuevo. Creerás, seguramente, que
nuestro principal trabajo consiste en inventar nuevas palabras. Nada de eso. Lo
que hacemos es destruir palabras, centenares de palabras cada día. Estamos
podando el idioma para dejarlo en los huesos. (…)
– ¿No ves que la finalidad de la neolengua es limitar
el alcance del pensamiento, estrechar el radio de acción de la mente? Al final,
acabamos haciendo imposible todo crimen del pensamiento. En efecto, ¿cómo puede
haber crimen tal si cada concepto se expresa claramente con una sola palabra,
una palabra cuyo significado esté decidido rigurosamente y con todos sus
significados secundarios eliminados y olvidados para siempre? (…) Por supuesto,
tampoco ahora hay justificación alguna para cometer crimen por el pensamiento.
Sólo es cuestión de autodisciplina, de control de la realidad. Pero llegará un
día en que ni esto será preciso. La revolución será completa cuando la lengua
sea perfecta. (…) Hacia el 2050, quizá antes, habrá desaparecido todo
conocimiento efectivo del viejo idioma. Toda la literatura del pasado habrá
sido destruida. Chaucer, Shakespeare, Milton, Byron… sólo existirán en
versiones neolingüísticas, no solo transformados en algo muy diferente, sino
convertidos en lo contrario de lo que eran. Incluso la literatura del partido
cambiará; hasta los slogans serán otros. ¿Cómo vas a tener un slogan como el de
“la libertad es la esclavitud” cuando el concepto de libertad no exista? Todo
el clima del pensamiento será distinto. En realidad, no habrá pensamiento en el
sentido en que ahora lo entendemos. La ortodoxia significa no pensar, no
necesitar el pensamiento. Nuestra ortodoxia es la inconsciencia”.*
GEORGE
ORWELL
* Extracto
de su obra “1984”, citado en Casas, Aldo: “Karl Marx, nuestro compañero”,
Ediciones
Herramienta,
Buenos Aires, 2017 (página 41).
Foto:
www.misionesparatodos.com
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