Me voy esquivando a los curiosos,
a los bomberos y a la policía, que ahora hace retroceder a la gente más lejos
del corte. Unos vecinos discuten con ellos porque tienen que pasar a sus casas
y no los dejan. Cuando llego a la esquina, dudo qué hacer. Podría tomar el 132
a la vuelta, y listo. Pero tengo ganas de caminar por Pueyrredón y tomar el
colectivo recién en Plaza Once. Por suerte Angelita no me persigue con el
horario, y quince minutos más o menos no es ningún problema… así que me voy caminando
para Corrientes y Pueyrredón.
Voy a entrar por las Puertas del
Once.
Aquí empieza otro mundo. Siempre
me pregunto qué hace tanta gente en Corrientes y Pueyrredón. Ya sé, vienen a
comprar y vender. No digo eso, sino ¿qué hace tanta gente aquí? ¿No hay en otro
lugar lo que buscan? ¿Se pusieron de acuerdo para venir todos el mismo día a la
misma hora? ¿O les gustará venir? Porque a mí también me gusta venir…
(…). En este universo está a la
venta el mundo entero. Me cruzan un brazo por delante y una volantera de visera
y remera roja me tiende un volante: “Tarot.
Bioenergía para el amor”. Hago dos pasos y otra chica, de amarillo, también
me volantea: “Tasaciones. Compro oro”.
Ah, por eso se viste de amarillo. Hay casas de empeño, relojerías, joyerías en
esta esquina. Yo, para empeñar, no tengo ni un anillo. Suena un reggaetón, por
unos instantes lo aíslo del ruido de la calle. (…). Llego a la esquina de Mitre
y ahí se abre Plaza Once. Tengo que apurarme, busco la parada del 132. Cruzo la
plaza esquivando las colas de gente que esperan los colectivos para los barrios
del Gran Buenos Aires…*
ISABEL GARÍN
*
Extracto de la novela “Un día en las vidas de Jorge- Matías”. Para conseguirla
escribí a: matelibre@yahoo.com.ar
Comentarios