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Detengámonos para analizar la importancia de la lengua. Tenemos a Fred
Harrington, quien estudia la conducta lobuna en la Universidad de Mount Saint
Vincent, en Canadá. Este investigador sospecha que el aullido del animal demuestra
su configuración mental. Por otro lado, existen estudios de cómo según el tono
con que se toque un violín se estarán formando distintas figuras geométricas en
la arena. Una tercera coordenada: la antroposofía estudia la importancia de las
consonantes y vocales en el mundo espiritual. Sabiendo estas cosas, me pregunto
sobre la incidencia de la propia lengua no como herramienta, sino como
moduladora de sujetos. Estoy pensando, por ejemplo, si el náhuatl o el arameo
dejan de ser meras instancias mediadoras de comunicación para ser partes
constructoras de la configuración mental de sus parlantes.
- Sí, es muy factible. Me hiciste
recordar que en una ceremonia en medicina hace unos años yo me convierto en una
pantera negra. La particularidad de los felinos es que todos los sentidos están
juntos, entonces vos ves, escuchás, sentís, olés y degustás al mismo tiempo.
Esto responde a la configuración mental que nombrás.
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También habría que agregar la intensidad del sonido, por ejemplo: la
importancia del grito.
- Sí, porque es todo un elemento
de intercomunicación entre las especies. De hecho, en las pingüineras del sur
son los padres los que quedan empollando mientras las madres buscan la comida.
Y las madres regresaban pasados los seis meses. (...) Luego, para reconocer
cuál era la madre de cada bebé, ellos gritaban y cada grito era reconocido por
la pareja del otro pingüino. Ahora bien, vos los escuchás y pareciera que todos
gritan igual. Imaginate entonces, si nos pusiéramos en práctica para oír los
distintos sonidos de la naturaleza, te daría un mundo multidimensional donde
cada uno particularmente hablaría en diferente forma, sonido y tono.
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Según estudios de neurolingüística, el uso de las palabras incide mucho en el
humor de las personas...
- En realidad, pasa con cualquier
elemento al que vos le pongas un intento de cambio. Esto quiere decir que
siempre las cosas son primero energéticas, luego se manifiestan y luego vuelven
a energía. Eso sí, hay diferentes procesos, puede ser para una pera tres meses,
para un ser humano treinta años.*
DIEGO
MARTÍN VARTABEDIAN
*Extracto de la entrevista del
autor con Don Jorge, incluida en el libro “Conversaciones con el águila” (pags.
141 y 142).
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