La actual conformación del Área
Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) es resultado de la influencia y
condicionamientos de los estándar globales, de la reconfiguración
socioterritorial, que con su dinámica redimensiona el sentido de lo global y lo
local, lo macro y lo micro, el fluir y el habitar, lo real y lo abstracto. El
AMBA es el reflejo de estas tendencias, ligadas a los grandes procesos de
cambios económicos, demográficos, sociales y políticos operados en nuestra
sociedad. Su conformación actual es el resultado de las mutaciones ocurridas
sobre todo a partir de los años ´70, como consecuencia de las políticas
neoliberales que comenzaron en tiempos de la dictadura militar y continuaron
agresivamente en los ´90. Éstas engendraron una estructura de relaciones
sociales inéditas, por sus niveles de desigualdad y fractura socioeconómica, y
dieron lugar a nuevas contradicciones interurbanas e intraurbanas.
Las intervenciones selectivas y
las omisiones deliberadas del Estado condicionaron su evolución espacial
acompañando la transformación de los modos de producción, generando nuevas
localizaciones y reestructurando compulsivamente las existentes. Se produjo
entonces el declive de importantes zonas y se creó una nueva red de
centralidades. Aspectos destacados son el aumento de las urbanizaciones
cerradas, el crecimiento de las áreas de servicios y del trabajo informal, la
relocalización de empresas en parques industriales alejados de los asentamientos
habitacionales. El consumo llevado al paroxismo, que abandona la calle para
encerrarse en shoppings e hipermercados con gigantescas playas de
estacionamiento, producto de la imposición del automóvil como transporte
predominante. Como un tejido de nodos aislados, se unen por vías rápidas y
autopistas cada vez más saturadas y con desplazamientos que conllevan horas de
tiempo perdido tanto social como familiar y productivo. Un urbanismo sin ciudad
se adapta a un nuevo patrón de habitar, producir y consumir.
SILVIO SCHACHTER
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