Buenos Aires, 12 de noviembre de 2014
Estimado vecino de Caballito y la Ciudad de Buenos Aires:
Una
vez más, te hacemos llegar información sobre el proyecto de Normas
Urbanísticas Especiales para habilitar la construcción de un gigantesco
centro comercial en Caballito que se tramita en la Legislatura de la
Ciudad de Buenos Aires. Con dichas Normas se
pretende desafectar un predio de la zonificación RIIa2 (sector
residencial) para destinarlo a la instalación de un Centro Comercial
Minorista de Servicios Terciarios y de Equipamiento, con el agregado de
edificios de viviendas.
Se trata de un terreno de grandes dimensiones (alrededor de 24.000m2) ubicado sobre la Av. Avellaneda entre Fragata Sarmiento y Olegario V. Andrade, en el que se permitiría construir 125.000m2, hasta
40m de altura, ocupando el terreno en un 80% de su superficie, con un
Centro Comercial de 63.000m2, estacionamiento mínimo de 50.000m2 y otros
edificios por 12.000m2 más.
¿Qué es un centro comercial cerrado?
El
centro comercial cerrado o “shopping center” sigue la lógica de la muy
anterior y consolidada generación de los “malls” en Estados Unidos,
reproducidos como clones de sí mismos, que resultó de combinar las
actividades de ocio y compra en espacios cerrados, siendo impuesta en
Buenos Aires en los años 90. Su instalación y funcionamiento, originan
variados tipos de disputas.
Tiene
su origen en los shopping center desarrollados en Estados Unidos, en
lugares como Los Ángeles, en que los distintos condados de la gigantesca
ciudad son enhebrados por autopistas que usan los habitantes de las
poblaciones “satélites” para trasladarse hacia los centros de trabajo.
Al
borde de esas autopistas se instalaron esos grandes espacios de
comercio y otras actividades ante la dificultad y oportunidad que
ofrecía la falta de centros urbanos que atendieran esas necesidades.
Esos
grandes emprendimientos comerciales marcaron una nueva forma de consumo
y de ocupación del territorio y provocaron a una fuerte reconversión
urbana basada en dos cuestiones principales: el impulso de una
renovación de las técnicas de ventas y las dimensiones de estos
establecimientos, muy superiores a los pasajes y galerías comerciales de
los años anteriores.
Muestran
una estética cuidada (lo que no quiere decir que sea bella), aparecen
como protectores de las cuestiones climáticas, ofrecen a quienes
instalan sus comercios en sus instalaciones (principalmente grandes
marcas) campañas publicitarias unitarias y gestión de créditos y ofertas
de conjunto para atraer más público, horarios extendidos, seguridad
interna con presencia de vigilancia privada y aislación del “peligroso”
mundo exterior.
¿Es necesario un centro comercial de este tipo en Av. Avellaneda al 1500?
Entendemos
que es absolutamente necesario urbanizar el gran espacio alrededor de
la estación Caballito, y resolver la situación de vaciamiento provocada
por la especulación inmobiliaria que compró grandes terrenos dentro del
mismo o en su entorno inmediato y los dejó abandonados.
El
proyecto, para ubicarnos en la Ciudad, se ubica prácticamente en el
límite entre los muy populosos barrios de Caballito y Flores, apenas
separado por un par de cuadras del gran eje comercial que representa la
Av. Rivadavia en esa zona y de otro, quizás menos importante pero
igualmente concurrido, que se extiende a lo largo de la Av. Donato
Álvarez.
Como
se comentó más arriba, la lógica del “shopping center” es de auto
segregación, justamente, lo que menos se necesita en un sector dónde,
según el proyecto de ley, "se manifiesta la existencia cierta de un
vacío urbano". Esa lógica que genera barreras urbanas que quiebran la
trama de la ciudad, tiene su opuesta en la tradicional relación de los
comercios minoristas porteños con el espacio público, cualidad que
históricamente ha acompañado el desarrollo de Buenos Aires.
Insistimos
en que es imprescindible atender esa zona abandonada desde hace más de
una década, tanto en lo que fue la Playa de Cargas de Caballito como en
las manzanas que la enfrentan sobre la Av. Avellaneda. Y cabe recordar
que ese abandono ha sido provocado intencionalmente por las empresas que
adquirieron esos terrenos, demolieron los edificios existentes y
provocaron su estado actual de baldíos o de antirreglamentario depósito
de contenedores de transporte de grandes cargas. Esa situación pretende
justificar un salvador “emprendimiento comercial e inmobiliario”.
¿Qué efectos provocaría un “shopping center” sobre el comercio del barrio?
La
justificación de este proyecto, dice reconocer y atender los pedidos de
vecinos que, en su necesidad de ver mejorada la situación, esperan que
“alguien” se haga cargo de hacerlo y, ante el desamparo actual, se les
propone el “shopping” con el adicional de más edificios de vivienda en
altura. Todo en el envoltorio atractivo de la actividad comercial, la
posibilidad de ocio, la iluminación, la seguridad, etc., que trata de
tapar riesgos como la degradación del ambiente natural, el abuso sobre
la infraestructura existente, el incremento exponencial del tránsito y
sus trastornos de todo tipo, la pérdida de competitividad del comercio
minorista vecino y tantos otros.
Hemos escuchado en la Legislatura algunos argumentos esgrimidos por los defensores del proyecto de ley, como que “Los comerciantes vecinos son apenas media docena y no se oponen al proyecto”, haciendo
clara referencia a los pocos comercios que enfrentan al terreno sobre
Av. Avellaneda (un hotel alojamiento, un puesto de diarios, un quiosco,
un corralón de materiales de construcción, un teatro barrial y otros
similares).
Con ellos no competirá un gran centro comercial. Al
hablar del comercio vecino que perderá competitividad, nos estamos
refiriendo al que conforma los numerosos corredores existentes sobre las
Avenidas Rivadavia, Acoyte, José M. Moreno, Gaona, Boyacá, Carabobo,
Donato Álvarez y otras. Allí, Caballito y Flores tienen su gran polo
comercial al aire libre, con negocios de todo tipo, donde trabajan, en
los rubros comerciales más amplios y en diversas escalas, los
comerciantes de cercanía, vecinos de la zona que invierten desde hace
más de un siglo, que recurren a proveedores y mano de obra vecinal para
cubrir sus necesidades.
El
diagnóstico de la Cámara de Comercio de Caballito (CAMCAB); la Cámara
de la Mediana Empresa (CAME) y la Federación de Comercio e Industria de
Buenos Aires (FECOBA) señala que la instalación del shopping tendría consecuencias terminales para el pequeño comercio del barrio.
Varios
estudios sobre la relación de los grandes Centros Comerciales Cerrados
con este tipo de negocios, permiten identificar dos tipos: los ubicados
en zonas suburbanas, sobre rutas y autopistas, con la idea de la
movilización en automóvil, como en los mencionados “malls” iniciales,
destinados a servir a los barrios sin comercio, como los denominados
“countries” y “cerrados”, no incomodan mayormente al minorista por
ocupar lugares alejados y atender franjas distintas de clientes,
mientras que los implantados en el tejido de la ciudad provocan la caída
de ese comercio vecino.
La
competencia que se crea con los pequeños negocios provoca un muy fuerte
impacto sobre las posibilidades de éstos. Aún aquellos ejes comerciales
de importancia, por escala o carácter, se encuentran en clara
desventaja, sobre todo cuando a las características comerciales
corporativas que se describieron más arriba se suma un espacio público
degradado por mal atendido.
Otro de los argumentos pro shopping dice que “Los
negocios que se establecieran en el Centro Comercial deberían reclutar
parte de su personal entre habitantes de Caballito y Flores”. Algo de improbable cumplimiento e imposible de verificar. ¿Acaso
los 40 comercios que se establecen como base para el proyecto
emplearían a todos los que perdieran sus fuentes laborales en el
barrio?
Por
estas y muchas otras razones insistimos en mantener un contacto
permanente, y en pedir tu opinión sobre este asunto.
Te saludamos
cordialmente.
SOS CABALLITO
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