Pocos olvidaron una larga anécdota que contó el vecino Claudio Gabis,
quien fuera guitarrista del grupo “Manal”. La historia por él contada es la
siguiente: “La composición del tema “Avellaneda blues” tiene como
punto de partida el bar “Plaza” de Rivadavia y Florencio Balcarce. Estaba con
Luís, un gran amigo mío, que tocó con Edelmiro Molinari en “Color Humano” y
participó también en “La Pesada”.
Éramos vecinos, y con Javier Martínez y Alejandro Medina ya estábamos ensayando
con Manal. Bien, tomando ahí una cerveza una noche de verano del `68 le digo a
Luís de pasear por Avellaneda porque aquella era una noche muy blues. Él
accedió y, luego de cruzar el parque hasta Rosario, nos tomamos un colectivo y
fuimos a parar a una barrera que está en Fiorito, donde se cruza el ramal de
cargas que viene de la estación Solá desde provincia. Ese tren atraviesa el
Riachuelo por ese paso a nivel de Bernardino Rivadavia, y de ahí pasa por
arriba de la avenida Pavón y va directamente a lo que se llama el Kilo 5, que
es una playa de clasificaciones de carga que queda frente a Gerli. Esta zona es
para mí el corazón del blues ferroviario porteño.
Fuimos caminando por el
terraplén, cruzamos Pavón por un puente en el que hay que ir saltando de durmiente
en durmiente. A todo esto ya eran como las doce de la noche. Seguimos caminando
hasta llegar al Empalme Crucecita, que queda atrás de la cancha de Racing. Ahí
estábamos realmente en el medio de la nada ferroviaria: los perros ladraban, no
había nadie, todavía había locomotoras a vapor y se escuchaban las bocinas del
diesel, las luces de la ciudad en el fondo, los carteles luminosos detrás de
los monoblocks… Todo era muy blues. Nos bajamos como pudimos y volvimos a tomar
el colectivo para acá. Fuimos al mismo bar que ya estaba cerrando. Nos tomamos
una última cerveza y el gallego nos echó. Al llegar a casa agarré la viola
Supertone, no tenía la
Telecaster todavía, y monté los acordes del tema sin
enchufarla porque mis viejos no se podían enterar. Un par de noches después
hubo una famosa fiesta en la que conocimos a Jorge Álvarez, nuestro productor,
en el Hogar Obrero de Rivadavia casi José María Moreno. Entre un montón de
gente estaban Miguel Abuelo y Tanguito. Al par de horas me recosté en una pared
al lado de la ventana para tomar aire fresco. Le conté a Javier nuestro paseo
por Avellaneda mientras le tocaba la base que tenía, y Javier se propuso a
escribir, tomando un par de ideas de la caminata que habíamos hecho. En menos
de una hora yo creo que estaba listo el tema”.
JULIÁN D’ ANGIOLILLO
Autor de “La Desplaza. Biogeografía
del Parque Rivadavia”
*Publicado originalmente en nuestra edición Nº 33 (julio/ agosto de
2009)
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