El lobo
y el cordero llegaron a un arroyo,
el lobo
atormentado más de hambre que de sed,
y entre
lobo y cordero sobrevino este diálogo,
que a
mí me suena como sobrevenido ayer:
-Súbdito
miserable, morirás, pues el agua
que yo,
tu rey, bebía, te atreviste a enturbiar,
-¿Cómo,
señor, haceros tal injuria he podido
estando
más abajo que vuestra majestad?
-Si no
lo has hecho ahora, lo hiciste hace seis meses.
-Señor,
si todavía de edad no tengo dos
-Pues
si tú no lo has hecho, tu padre es quien lo haría,
y es
justo que ahora mismo sufras la expiación.
Así
diciendo, el lobo, sin conciencia ni entrañas,
hizo al
cordero víctima de su voracidad;
que
siempre los tiranos, a falta de razones
para
oprimir al justo, razones falsas dan.
ANTONIO
DE TRUEBA
*Fuente: “Lenguaje y Literatura” de Luisa H.
Martínez (consultada en http://nuevajuventudmilitante.blogspot.com.ar/)
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