Pese a ello, se instaló la idea
de que toda construcción es sinónimo de Progreso. De este modo, surgieron los
shoppings, megacines y torres de altura en zonas de casas bajas. Sin ir más
lejos, se pretende instalar un shopping casi al lado de la cancha de Ferro (una
locura desde cualquier punto de vista), y se festeja como si ello fuera un
logro de todos.
Un buen ejercicio de cara a las
próximas elecciones legislativas sería preguntarse qué candidatos representan
esa idea de ciudad, en la cual uno se procura su disfrute con dinero, y quienes
confrontan con esa concepción defendiendo el derecho a la ciudad que nos asiste
a todos por igual.
Desde aquí bregamos por un buen
vivir como horizonte, por un barrio (y un mundo) inclusivo que contenga a
todos, que no se segmente bajo un criterio patrimonialista, y con espacios
públicos en condiciones y sin restricciones de ningún tipo.
Comentarios
Me gustó mucho la nota. A veces extraño Caballito, pero es verdad, cuando paso por allí, que dista de ser el barrio que fue. Hoy es una ciudad en sí misma.