La contradicción de haber nacido
sin haber manifestado previamente
ninguna vocación especial para la vida,
es que se sigue viviendo por inercia.
Y como no se tiene el privilegio
de nacer todos los días,
hay que aceptar los hechos consumados
adaptarse a los imperativos del programa.
Entregar primero la infancia,
luego los atributos de una madurez
duramente conquistada
para, finalmente, cuando uno
ya se había acostumbrado
a una vejez tranquila
tener que morirse obligatoriamente
sin haber manifestado con anterioridad
ninguna vocación especial
para la muerte.
ALBERTO HUGO HEDMAN
*En revista “Superficie” Nº 3
(Foto: Pedro P. Torres)
sin haber manifestado previamente
ninguna vocación especial para la vida,

es que se sigue viviendo por inercia.
Y como no se tiene el privilegio
de nacer todos los días,
hay que aceptar los hechos consumados
adaptarse a los imperativos del programa.
Entregar primero la infancia,
luego los atributos de una madurez
duramente conquistada
para, finalmente, cuando uno
ya se había acostumbrado
a una vejez tranquila
tener que morirse obligatoriamente
sin haber manifestado con anterioridad
ninguna vocación especial
para la muerte.
ALBERTO HUGO HEDMAN
*En revista “Superficie” Nº 3
(Foto: Pedro P. Torres)
Comentarios